La escritura me conduce hacia ti; no precisamente porque seas mi musa (que lo eres), sino por esa extraña relación que hay entre la tinta y tu sudor: ahora ambos virtuales. Cuando decidiste tomar distancia no me percaté de lo ocurrido ese septiembre en París. Ahora, a la distancia (a la otra: a la del tiempo) percibo el desconocimiento del origen de los hechos. Yo regresé a nuestra natal Málaga y tú te quedaste en la Ciudad Luz. (Bien sabes que, aunque oriundo de Santiago de Compostela, desde pequeño me llevaron al Mediterráneo). No sé entonces si quien se distanció fue este soñador empedernido porque, aún no entiendo cómo tomamos las decisiones ni si éstas fueron las adecuadas. Lo que sí tengo claro es que de ahí se dio el inicio de lo nuestro. (Muchos otros comienzan en el encuentro. Nosotros, en la lejanía). Lo que en mí mantiene esta ilusión son tus sueños compartidos. Ah, y los hilos de la red de complicidades con los que hemos construido lo que solamente tú
Los más grandes, recuerdo, amarraban uno de nuestros tobillos a una cuerda y ésta, en la otra punta, a un palo de ésos que se encuentran enterrados en la arena. Esto lo hacían siempre que alguien se ahogaba para que no nos acercáramos "a mirar cosas desagradables". Así fue cuando lo del teniente. Todos dicen que se lo llevó el mar; aunque no se sabe porqué. Le decían el teniente, no porque ostentara dicho grado militar, sino porque sabía poseer las cosas; en realidad gozaba el tenerlas. Todos los fines de semana, los sábados, desde temprano le dábamos para la playa. No recuerdo desde cuándo, sólo que, si podíamos, hasta antes del amanecer llegábamos. Nosotros, éramos tres: el Julián, el Rubi y yo; aunque, a veces se nos juntaban Manolo y su hermano el Tachi. El Julián se llamaba Julio y Manolo, Manuel; pero lo que son Rubi y Tachi, nunca supe sus verdaderos nombres. Y eso que nos veíamos casi a diario. No guardo en mi mente imágenes del pueblo; es más
(6 de agosto) No pudo planear debido a que el aire no le ofreció resistencia. Los objetos, por su parte, se negaron a resistir; lo sucedido superó lo planeado. La resistencia tampoco planeó pues desapareció inmediatamente cualquier movimiento opositor. Todo eso sucedió instantes después de que la ojiva, conforme a lo planeado con anterioridad, abandonara el pequeño pero resistente "Enola gay". ⓘ ™
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