Zapatos nuevos
El niño movió su pie de forma tal que la sandalia se vio separada de la extremidad, deslizándose por la hendidura provisional que estaba en la entrada de su casa. Inmediatamente comenzó a llorar por la pérdida. –Mi chancla –gritaba. Uno de los obreros de la construcción, al percatarse del suceso, se desplazó por debajo del improvisado andador y recogió el deseado objeto, cuyo desprendimiento había causado el llanto del infante. Al devolvérselo al menor, éste volvió a sonreír; le regresó el color al rostro y siguió jugando en el patio. El pequeño estaba maravillado: ante sus ojos, el terreno que estaba del otro lado del pasillo, lleno de albañiles, topógrafos y traxcavos, sufría enormes y rápidas transformaciones percibidas por su ilusionada e ingenua mirada. El huracán, por otro lado, había causado unos terribles estragos, sólo conocidos por los responsables de la obra en proceso. Los proyectistas de las oficinas centrales, a 400 Km. de distancia, demoraron tres días