Remembranzas laborales …
A mí no me cuentan lo que es la vida de contratista.
En aquellos tiempos, tenía cava personal privada en tres bares.
A ellos iba con amigos y clientes.
Corría bastante alcohol (fino) en mis mesas.
Muchas ocasiones, también fui solo.
Alguna que otra vez, con algún(a) amigo(a), de esos sitios cuasi religiosos, le dábamos pa ‘l aeropuerto y tomábamos el primer vuelo nacional o internacional pa’ seguir la juerga.
Houston, Monterrey y Acapulco, entre otros, fueron destinos recurrentes.
Los contratos daban para eso y para más.
Una vez, en Garibaldi, contraté tres mariachis… una pequeña orquesta sinfónica…
… y así.
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